Ajedrez. Más que cualquier simple juego. Algo que el gran Bobby Fisher nombró como un arte. Para mí más que un arte, una forma de vida. Si no te gusta perder, ni te acerques. Si piensas que es de frikis, olvídalo. Si no esperas un reto, éste no es tu sitio. Pero si buscas un continuo reto de auto-superación, una vía de escape o algo que te ayude a mejorar tu concentración... continúa leyendo. ¿Cómo podría describir qué siento al descubrir una gran combinación que me hará ganar la partida más decisiva del torneo? ¿Cómo explicarte que yo siento lo mismo al colocar todas las piezas que lo que sintió Usain Bolt cuando consiguió el record mundial? ¿Cómo explicarte qué es el dolor si no te jugaste un torneo en la última ronda contra una amigo? ¿Cómo decirte lo que es decepcionarte contigo mismo si nunca perdiste una partida ganada? ¿Cómo demostrarte que las mejores personas que conozco son gracias a un tablero y unas cuantas piezas de plástico? ¿Cómo enseñarte qué es la vida si nunca has jugado al ajedrez?
Sí, es duro no poder ver a las personas que más te aprecian día a día. Pero si ese es el precio que hay que pagar por seguir en esto... que me hagan sangrar.