jueves, 14 de marzo de 2013

Sentido de la historia, Para filosofía

Sentido de la historia. En clase surgió un debate sobre el sentido de la historia, sobre si la actualidad es un conjunto de orden y acontecimientos necesarios o si es simplemente una acumulación de sucesos sin sentido y al azar que solo se rigen por el caos. En esta redacción, hablaré principalmente sobre la existencia o la inexistencia del destino, ya que considero que es exactamente lo mismo que el debate nombrado con anterioridad pero planteado de otra manera. Seré claro: dudo que exista un camino ya trazado, que todo esté ya escrito, que cada paso que doy ya fue pensado e ideado por algo o alguien. Me niego rotundamente a pensar esa barbaridad. Pero supongamos que sí, que todo es un conjunto ordenado de sucesos premeditados por alguien, por un ente, por Dios. Si admitimos esto, estamos admitiendo que este Dios quiere que haya guerras, quiere que haya matanzas, quiere que haya asesinatos, pandemias, odio, tiranía, etc. Desde un punto de vista cristiano y/o religioso, esto no podría ser posible ya que Dios es bondadoso y no permitiría que todo eso ocurriese (aunque realmente ocurre) y negaría su existencia. Desde un punto de vista ateo, esto podría ser totalmente válido ya que, al no existir un dios bondadoso, es posible que todos estos sucesos ocurran pero, al aceptar que todo está trazado por un alguien, se está admitiendo la existencia de ese alguien lo cual empieza a acabar con el ateísmo de la persona suponiendo la existencia de un ente que no tiene porqué ser bondadoso, es decir, la existencia de una especie de Dios que simplemente hace lo que le place con nosotros incluyendo tanto actos totalmente bondadosos como atrocidades. Esto es, sin duda, una contradicción y nos lleva a la conclusión de que cualquier persona atea debería negar la existencia del sino. Sin embargo, podemos poner un parche. Supongamos ahora que esta línea ha sido trazada, no por un ente, si no que está trazada de antemano y lo ha estado siempre. Esta opción es tan válida tanto para ateos como para creyentes. Pero admitir esto implica negar la existencia del propio razonamiento humano. Si todo está trazado de antemano, cualquier acción o pensamiento se considera mecanizada, es decir, el ser humano no piensa, sino que simplemente sigue una serie de órdenes previamente establecidas como si de una máquina de una fábrica cuyos movimientos están preestablecidos y mecanizados se tratase, acabando así con toda razón propia del ser humano. Llego así a la conclusión de que aquello a lo que llamamos historia es un conjunto de acontecimientos, unas veces con sentido y otras no tanto, que dan lugar a acontecimientos cada vez más graduales, es decir, con mayor número de consecuencias. Porque en definitiva, si un mono no hubiese golpeado una piedra con otra para producir fuego, todo esto sería algo inexistente. Mi única creencia es la de la existencia de la capacidad humana de pensar (en la mayoría de los casos), de que el ser humano es imaginativo y racional. Como he dicho al principio, me niego rotundamente a pensar que no somos capaces de pensar. Si se llegase a dar el caso de que la hipótesis de la existencia del destino fuese cierta y que todo está prescrito yo, sinceramente, me suicidaría. Solo creo (o quiero creer) en una humanidad racional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario